viernes, 10 de diciembre de 2010

Cuento: Barra libre. Parte 1.



Son las ocho de la mañana, el sol de verano ya está sobre el cielo desde hace una hora y, a lo lejos, a unos trescientos metros, Fabricio, que camina zigzagueantemente por la espaciosa vereda derecha de la avenida San Felipe, escucha un melódico silbatazo de un heladero D´onofrio que, en condiciones normales, le habría obligado a esbozar una cremosa sonrisa de vainilla, pero que ahora solamente le recuerda al muchacho lo tarde que es, le predice el enojo de sus padres cuando entre a mitad del desayuno, le apretuja aún más el corazón encogido y le hace el camino aún más pesado. Su polo está vomitado y sobre sus hombros dormita Carlos, su mejor amigo, dando tumbos torpes y susurrando persistentemente “Qué bien chapa, carajo… Qué bien chapa”. Fabricio no le dice nada, no hace nada, ni siquiera se sacude las lágrimas que recorren lúbricamente sus cachetes, lo único que logra improvisar es sostener con más fuerza a su compinche y apresurar, aún más, el paso hacia su casa.

Al llegar su papá no le dirige la palabra, pues está furioso; y su hermano no lo mira, pues está asustado; cuando se da cuenta de la magnitud de su falta y se rinde de golpe baja la cabeza y dirige a Carlos, que sigue repitiendo obstinantemente las mismas palabras, al dormitorio de visitas que está a tres puertas de allí, frente al baño. Entonces; tras acostar a su amigo, quitarle los zapatos y acomodar su sudada cabeza sobre un par de almohadas de plumas; desbaratado por el impulso, trastornado por la impotencia, loco por la confusión, Fabricio silencia los ronquidos de Carlos, su brother, su cofrade, su hermano, con un golpe en la cara, con un puñete violento, cobarde, que impacta en su pómulo secamente, difumina un dolor mudo y embriagado y le arrastra un hilo de sangre con saliva hasta el mentón. Lo coge del polo, lo levanta del pecho, prepara un segundo castigo.

-          ¿Fabricio?, Hijo, ¿Qué haces?- Grita su mamá desde la puerta. Entra desesperada y lo empuja con toda la fuerza que tiene. Hay un poco de terror en su voz, muchas sombras debajo de sus ojos, se nota que no ha dormido, que está asustada.


-          Nada, mamá, yo…  es que, Carlos… estaba un poco tomado- Suelta y se irgue totalmente, su polo blanco se tensa y la mancha de vómito que pudo haber sido disimulada ahora se expone totalmente, casi vanagloriándose en su hedor.

-          ¿A ti que te pasa, ah?, ¡Golpeas a tu amigo!, ¿Qué has tomado?

-          Nada, mamá, yo estoy totalmente sobrio- era verdad, pero no parecía.

-          ¿Y tú crees que te creo? Tus ojos están rojísimos ¿Dónde crees tú que vives? Vas a tener problemas, te lo aseguro, Fabricio. Esta vez te pasaste de la raya.

-          Lo siento, ma…

-          Y él, él tiene mucho que explicar también, yo le acepté que salieran porque sabía que era un buen chico. Pero al parecer me he equivocado. Míralo nada más. ¿Qué clase de amigo es Carlos?, ¿Qué clase de amigos haces?, Fabricio… hijo…- Y se acerca a él, una gota salada resbala en su rostro cincuentón, tiembla un poco, solloza, le reta a responder.



 


Estamos sentados en un parque con unas lecturas ligeras de la universidad en las manos. La semana de parciales casi ha acabado y el optimismo que se siente por su pronta ausencia se apodera de nuestras ganas, vapuleándolas convulsivamente. Abordamos ocasionalmente dos latas de cerveza que, abiertas desde hace diez minutos, se resisten a acabarse y nos evitan con sentida efervescencia.

-          Vamos huevón, va a ser un tonazo, ¡va a haber barra libre de Jagger!- me dice Carlos, dándole un último pitido a su cigarrillo- qué calor hace, ¿no?- Sin esperar mi respuesta, continúa- Habla, anímate.

-          No sé - digo desganado y sabiendo que al final me terminará por convencer- Ya he hecho planes con Geraldine, hace tiempo que no salimos.

-          Oe ¿qué?, jajaja, ¡la viste anteayer!, zapatilla. –ríe él- Además, los que no toneamos desde hace tiempazo somos nosotros. Vamos, oe, como para celebrar tus parciales bien dados – luego, remedando a mi enamorada con la voz aflautada, se burla- ya ni te veo.

-          Jaja, puta, eres un rosquete – contesto – Bueno bueno, te confirmo mañana

Sonríe, me palmea el hombro, genial, suelta.

-           Pero salud, pues, salud. Que no es café – le digo.
 



En ese momento Fabricio no sabía que ponerse; dependía, en parte, de cuanto frío hiciera en la fiesta y quizás mi nueva camisa a rayas, pensaba atolondrado, indeciso, a lo mejor un polito blanco nomás, este Billabong está paja, tiene estilo y hasta me oculta la guata. No, no, Billabong es muy común, qué dirá la gente, que soy un surferito afeminado más, hablamos, polo blanco ni cagando.

-Amor, ¿Ya estás listo? – suelta Geraldine, de figura curvilínea, curvas contundentes, contundencia hermosa, hermosura absoluta, su enamorada.- Caray, te demoras más que yo, bebé.

-Un minuto – responde el chico, que sale en bóxers y calcetines y, cual mártir de guerra santa o modelo de Kelvin Clain en auto examen físico, levanta las manos, gacha la cabeza y agrega – He engordado, ¿No?

Es entonces cuando, aunque ellos no lo saben, un taxi se estaciona en la puerta y el sonido de una canción de moda, su canción preferida, esa que a Fabricio le anestesia los sentidos y le unta en despreocupación,  se entremezcla con el de su celular impactando convulsivamente contra la mesa de noche de caoba blanca. Deja caer los brazos y estira uno de ellos hacia su móvil, contesta.

-Habla, ¿qué?, ¿tan pronto, huevón?- se fastidia- pucha, ya, ya, un minuto.

-¿Son ellos?- dice Geraldine- Ya, bebé, no te fastidies por gusto. No seas ogro. Pasémosla bien esta noche.

-Sí - Se pone los jeans y se calza unas zapatillas cómodas, luego la correa, el reloj y la cadena; finalmente el polo, muy blanco, muy Billabong y muy surferito amanerado- Vamos - le pasa entonces una mano por la cintura - Te ves adorable, mi amor. 


                                                  

[Ilustraciones por Macla, la recontrabroer]

Extra Nro1: Este post es la primera parte de un cuento de prueba para saber si gusta o no. Si recibe más o igual tráfico de visitas que el resto de publicaciones entonces estaré escribiendo relatos ocasionales como para retratar mejor  la vida cotidiana y no tan cotidiana del muchacho promedio que espero que seas.

Extra Nro2: Estos tres primeros capitulos han sido, más que nada,  ilustrativos, introductorios, de apertura. Como preparando el terreno para mostrar la verdadera historia en la siguiente publicación. Como limpiando la cancha. Como creando expectativa. 

Espero que lo haya logrado, aunque sea un poquito. No se pierdan la continuación.

Extra Nro3: ¿Alguien dijo vacaciones? Mis pelotas. Yo no tendré vacaciones. U.u




Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Share
¡Compártelo con tus patas.!