Son pocas, poquísimas las veces que recuerdo haber sido expectador de una sangrienta contienda electoral en su clímax; y, sinceramente, desearía haber tenido un poco más de práctica en esto; no sé, lo que sea, escuchar al chino decir q se metan algo al poto o ver en un pésimo video algúna mentada de madre de Toledo mientras Alan hablaba.
Esta rivalidad municipal rancia y avinagrada está matándome por dentro, en estas semanas lo único que hicieron los diarios Correo y Perú 21 fue maximizar la puteada de Susana Villarán en el debate; y lo único del diario La Primera y Bayly fue mencionar y relacionar a Cataño y Lourdes
Luego veo a un señor de 75 años que reclama y recuerda que él también está jugando y, hablando de juegos y juguetes, Lima entera observa a un híbrido entre Bionicle y Transformers exponer su sapientísimo plan de gobierno mientras se convierte en un pintoresco helicóptero y se roba algunos aplausos y sonrisas. No sé si de rabia, y no sé si da risa.
Antes, por ejemplo, cuando prendía el televisor y me encontraba con la carismática, mofletuda cara de Bayly; me ponía ropa cómoda y planeaba una rápida incursión de ida y vuelta a la cocina para evitar perderme un poco de humor inteligente y de mente abierta que se podía encontrar en su programa; no siempre, es verdad; pero a mi favor puedo decir que al menos era una manera solapada de suplantar la lectura diaria del Comercio que siempre me prometía hacer. Ver a comediantes, artistas, modelos y figuras públicas desfilar por ese estudio y dejar entrever algunos de sus atributos (sobre todo el penúltimo grupo), proyectos, sueños y logros era mi forma personal de leer "El Chino", "Chesu", "El Popular", "Ajá", "Ojo" y "El trome"; todo a la vez.
Cuando veía a Jaime reír con Carlos Carlín, Johanna San Miguel, Larissa Riquelme y Carlos Alcántara; aplaudía su talento y reía yo también con ellos; cuando abría un periódico medianamente reconocido confiaba en recibir información medianamente importante. Y podía confiar; medianamente, claro está; en lo que leía.
Ahora suelo bajarle el volumen al televisor y buscar un poco de información limpia en la web de "El Comercio" (craso error, también está infectada) mientras me preparo un superjugo de lúcuma con leche y abro un paquete de galletas soda. Todo esto porque he perdido el interés en animar como cojudo el eterno pugilato entre Lourdes y Susana y porque de todas maneras no me toca votar en estas elecciones municipales. Así evito mezclar los conceptos de filosofía y gerencia que trato de memorizar para mis exámenes de esta semana con los de politiquería y demagogia que me ofrecen en todos lados.
En pocas palabras, ya me cansé. Antes adoraba a mis modelos favoritas cuando las veía llevar una conversación más o menos inteligente con el francotirador; ahora veo a Tongo cantando piedras cada vez que prendo la laptop. Antes salía al balcón con risueña sonrisita electoral a ver que comitiva pasaba por las calles gritando de todo, menos propuestas; ahora me dan ganas de orinar desde el sexto piso. Antes creía que esta campaña no sería nada comparándola con la que se viene para las presidenciales, pero ahora no estoy seguro. Antes veía a Bayly, ahora ya no.
Creo que ya estoy ready para mi examen, veamos: Mismo organigrama, jato no declarada, Platón, potón, tamaño organizacional, Cataño sensasional. Era en ese orden, ¿no?
Creo que ya estoy ready para mi examen, veamos: Mismo organigrama, jato no declarada, Platón, potón, tamaño organizacional, Cataño sensasional. Era en ese orden, ¿no?
Antes creía en la democracia, ahora le tengo miedo.
Extra Nro 1: Por si no tuvieron suficiente, aquí una parodia bastante populosa y poco distorsionada de lo que fue la contienda que me resecó la razón. Sonrían y sufran.

